Tuvimos que destruirlos para salvarlos
Esta frase, de un oficial norteamericano que acababa de quemar una aldea de Vietnam del Sur para evitar la infiltración comunista, marca un poco la pauta de la irracionalidad con la que se llevo a cabo gran parte de la intervención norteamericana. Su famosa cuenta de cadáveres, los bombardeos de aldeas indefensas, sus zonas de fuego libre, etc... son algunos de los jalones de esta intervención. Según datos de los propios norteamericanos, por cada vietcong muerto, entre 5 y 10 civiles eran victimas inocentes de los combates. Mas del doble de bombas que en toda la 2ª guerra mundial cayeron sobre indochina en estos años.
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